Medves-fennsík (Meseta de Medves)

Medves-fennsík (Meseta de Medves)
Meseta de Medves (Medves-fennsík), Salgótarján, Hungría: la meseta de basalto más grande de Europa, famosa por sus paisajes volcánicos únicos, rutas de senderismo, bosques y miradores con panorámicas impresionantes.

Medves-fennsík, o la Meseta de Medves, es una de esas maravillas poco cantadas del norte de Hungría, pegadita a la frontera con Eslovaquia. Si buscas un paisaje europeo único que combine belleza salvaje, geología fascinante y un tapiz de historia humana, apunta este extraordinario altiplano basáltico en tu radar viajero. Es un cruce onírico donde Hungría y Eslovaquia se susurran secretos en piedras volcánicas, praderas onduladas y bosques frondosos. Aquí, los senderos gastados te llevan a miradores panorámicos, ruinas de castillos con mucha atmósfera y esa serenidad que solo regalan las formaciones rocosas antiguas y taciturnas.

La formación de Medves-fennsík es casi poética. Hace unos 4 millones de años, la actividad volcánica transformó este rincón de Europa, derramando ríos de basalto que se enfriaron y endurecieron hasta crear la meseta de cima plana que vemos hoy. ¿El resultado? Una de las mesetas basálticas más singulares de Europa Central, un tesoro geológico para quien sienta curiosidad por cómo la Tierra se esculpe a lo largo de los eones. Medves forma parte de la región del Parque Nacional de Bükk y, aunque las colinas de Bükk sean más famosas, es Medves quien guarda secretos a plena vista. El paisaje no va solo de geología: también habla de las huellas humanas de siglos. La meseta rebosa hallazgos arqueológicos: desde útiles de sílex de la Edad de Piedra hasta túmulos antiguos; cada pocos cientos de metros se cuenta una historia nueva. A quienes les entusiasme la historia húngara les encantará saber que la zona fue un bastión estratégico durante siglos, protegiendo rutas comerciales entre las llanuras húngaras y los Cárpatos.

Paseando por los senderos de Medves-fennsík, a menudo aparece la silueta romántica del Castillo de Salgó, encaramado sobre un cono de basalto en el borde de la meseta. Construido en el siglo XIII, el castillo regala vistas inmensas sobre los valles y las montañas eslovacas. Se dice que incluso el gran Géza Gárdonyi, uno de los escritores más célebres de Hungría, encontró aquí inspiración para sus descripciones líricas de parajes azotados por el viento. Más allá de Salgó, también tropezarás con las misteriosas ruinas del Castillo de Somoskő, dividido de forma tentadora a lo largo de la frontera húngaro-eslovaca. El castillo es famoso no solo por su pasado legendario, sino también por los icónicos “tubos de órgano” de basalto: altas columnas verticales creadas por el lento enfriamiento de la lava volcánica, que le dan al fuerte un telón de fondo casi de otro mundo.

Pero no todo son rocas y ruinas. La meseta es un auténtico refugio para amantes de la naturaleza. En primavera, la región se alfombra de flores silvestres, con mariposas raras revoloteando entre los pétalos y bosques densos que resuenan con cantos de aves. Con suerte y paciencia, quizá veas un corzo o incluso un zorro cruzando alguna pradera. Entre las joyas menos conocidas de Hungría, Medves-fennsík está deliciosamente poco masificada; la sensación de soledad engancha, ya sea que vayas de senderismo, en bici de montaña o simplemente te tumbes sobre una piedra cubierta de musgo a empaparte de la tranquilidad. A los aficionados a la fotografía les atrae especialmente al amanecer, cuando la niebla se posa en los valles y el sol naciente dora los acantilados de basalto. Mientras crujes sobre la meseta, es difícil no sentirte en sintonía con los ritmos profundos de la naturaleza y el tiempo.

Para los más inquietos, uno de los mejores momentos para visitar Medves-fennsík es durante el Medvesi Fotós Maraton (Maratón de Fotografía de Medves), que se celebra cada verano. Este evento amistoso—abierto a fotógrafos de todos los niveles—desbloquea miradores secretos y te presenta a guías locales que se saben cada senda escondida y cada leyenda. No te extrañe pasar horas viendo cómo llegan tormentas desde los Cárpatos o descubrir una orquídea rara entre las rocas basálticas. La hospitalidad local es otro imán: pueblos cercanos como Salgótarján y Somoskőújfalu reciben a los visitantes con comida casera y relatos de folclore junto al fuego.

Aunque Medves-fennsík no sea tan conocido como otros rincones naturales de Hungría, eso significa que puedes explorarlo sin multitudes y a tu ritmo. Hay algo mágico en caminar por estas rocas ancestrales, pasar de claros salpicados de sol a alturas coronadas por castillos y darte cuenta de que estás en un cruce de naturaleza, historia y geología. Seas aventurera empedernida, historiadora en ciernes o simplemente alguien que busca escaparse a un rincón encantador y poco trillado de Europa, la Meseta de Medves te espera: tranquila, profundamente sugerente y siempre dispuesta a compartir sus historias. Mete en la mochila tus zapatillas de caminar, tu sentido de la maravilla y no te olvides de la cámara: la vas a necesitar.

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