Sóstói Múzeumfalu (Museo al aire libre)

Sóstói Múzeumfalu (Museo al aire libre)
Sóstói Múzeumfalu, museo al aire libre en Nyíregyháza: arquitectura popular, oficios tradicionales, talleres, festivales y vida rural húngara de los últimos 200 años. Experiencia auténtica, familiar y participativa en Szabolcs-Szatmár-Bereg.

Sóstói Múzeumfalu es una sorpresa para quien no asocia el noreste de Hungría con museos de historia viva al aire libre. A un paso de la ciudad de Nyíregyháza, esta “aldea” no se dedica a un único pueblo ni a una única época, sino a los modos de vida, las tradiciones y los pequeños dramas familiares de los últimos doscientos años en el condado de Szabolcs-Szatmár-Bereg. Si eres de las que se emocionan más con la madera gastada, las casas de vigas y las historias que susurran las tarimas que con el brillo del vidrio de una galería moderna, Sóstói Múzeumfalu debería subir directo al top de tu lista.

La palabra “skanzen” (derivada del Skansen de Estocolmo) ya te da una pista del tipo de experiencia que te espera. Aquí la autenticidad no va de pintura nueva ni de cintas que te impiden acercarte: es ver cómo cambia la luz sobre la cerámica de una cocina techada de paja, respirar el aroma inconfundible de las mazorcas secas colgadas de las vigas y esquivar un corrillo de gallinas si coincides con un día de festival. Inaugurado en 1979 —relativamente reciente para este tipo de museos vivos—, Sóstói Múzeumfalu nació para preservar la arquitectura popular, los oficios y el patrimonio rural que se estaban desvaneciendo. Es un proyecto que parece hijo de un brindis soñador en una vieja cervecería del centro de Nyíregyháza: “¡Llevemos toda nuestra historia rural a un solo lugar!” Y lo hicieron, edificio a edificio.

El corazón del museo late con algo más que nostalgia. Está dividido por subregiones locales y por sus formas particulares de urbanismo rural. Pasearás entre casas originales, pajares, talleres y una iglesia protestante de madera que lleva en pie desde el siglo XVIII en el pueblo de Tiszakóród, trasladada aquí para evitar su ruina. Si te pica la curiosidad por cómo era la vida en el borde de la Gran Llanura Húngara, y cómo el clima, el agua y el aislamiento marcaban el día a día, esta “aldea en el bosque” es lo más parecido a una máquina del tiempo.

Lo impredecible —y encantador— de Sóstói Múzeumfalu es lo humano que se siente. No es un almacén de reliquias estáticas. Los artesanos que trabajan al aire libre no son actores, sino profesionales de hoy que ejercen oficios como lo hacían sus abuelos: herreros frente a la fragua, tejedoras al telar, alfareros al torno. Los peques pueden probar a moldear masa o a tallar madera; prepárate para ver caritas untadas de mermelada tras las hornadas de temporada. En fiestas y festivales suena la música tradicional y los patios huelen a goulash al fuego vivo. Hay demostraciones, talleres relámpago, cuentacuentos y ese tipo de plan participativo que te hace pensar que ojalá hubieras venido con tu abuela.

Es imposible pasar por alto su importancia, regional y nacional. Con la despoblación rural como realidad de la Europa moderna, los edificios y el conocimiento intangible que guardan —recetas, bailes, fórmulas de tratamiento— corren riesgo de desaparecer. Aquí puedes caminar literalmente por el mundo perdido de los agricultores hajdú del siglo XIX, o entrar en el anillo de casas encaladas típico de las aldeas de Szatmár. Sóstói Múzeumfalu tampoco evita las preguntas difíciles: encontrarás exposiciones sobre la evolución del papel de la mujer, la pobreza doméstica, la emigración y las muchas caras de la vida familiar. Hay visitas guiadas todo el año, y si prefieres ir por libre, encontrarás guías en inglés para descifrar tallas de madera misteriosas o artilugios agrícolas curiosos.

Una de las grandes alegrías de Sóstói Múzeumfalu es cómo convierte lo que podría ser materia de manual en algo vivo, respirable y, a ratos, con barro en las botas. Hay praderas perfectas para un picnic junto a estanques tranquilos, y no es raro que una visita pase de “una horita” a medio día de paseo, sobre todo si te enganchas a un ensayo espontáneo de danzas populares o a la recreación de una boda. El ambiente es abierto y sin pretensiones (el cercano “Sóstó”, o “lago salado”, suma puntos si te apetece mojar los pies después de un día aprendiendo cómo era la vida antes de la electricidad).

Visitar el Sóstói Múzeumfalu de Nyíregyháza es ideal si te gusta la historia a ras de suelo y no detrás de un cristal: tanto si llegas en tren moderno como si te acercas por el sendero arbolado desde el zoo vecino. Para quien quiera cambiar el vértigo de los museos por el ritmo pausado de lo rural, no hay nada tan inesperado y tan gratificante como pasear por el mayor museo al aire libre de Hungría.

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