Szent István tér (Plaza de San Esteban)

Szent István tér (Plaza de San Esteban)
Szent István tér, Pécs: plaza con encanto, iglesia de San Esteban, vida local, historia medieval y moderna. Monumentos, mercados, cafés y jardines hacia Tettye. Un rincón auténtico para descubrir la esencia de Pécs.

Szent István tér, en Pécs, es de esos rincones que concentran una historia enorme, vida de barrio y carácter local en la intimidad de una plaza con encanto. Al noreste del centro, lejos del trajín guiri de Széchenyi tér, tiene ese aire de descubrimiento tranquilo, como un secreto bien guardado, y aun así cuenta un relato que va de la Edad Media a la Hungría de hoy. Si te gusta estar rodeada de monumentos con sentido y de gente real—niños en patinete, abuelos charlando en los bancos, estudiantes con cafés para llevar—este lugar puede convertirse en tu parada favorita en Pécs.

Sabes que has llegado cuando asoma la silueta monumental de la Iglesia de San Esteban (Szent István-templom), con sus torres gemelas y su precioso ladrillo rojo. La iglesia es el corazón de la plaza y es mucho más que un templo bonito (aunque lo es, y mucho). La historia arranca en 1897, cuando empezó la obra—dice la tradición que las campanas se oían hasta los campos y que los campesinos ponían en hora el reloj con ellas. El arquitecto Gyula Wéber mezcló elementos neorrománicos y neogóticos con una elegancia sin florituras. Dentro, te espera una nave luminosa y serena, vidrieras que quitan el hipo y una sensación de pertenencia muy palpable: aquí se viven bautizos y bodas, conciertos del barrio y ratos de silencio todos los días.

Pero Szent István tér no va solo de la iglesia, por grandiosa que sea. Da un paso atrás y mira alrededor: estás en un espacio que ha visto a la ciudad rehacerse una y otra vez a lo largo de los siglos. En la época medieval, antes de que existiera la iglesia, esto formaba parte de las afueras de Pécs, una especie de franja entre el centro y las comunidades de más allá. Las huellas otomanas e imperiales son sutiles pero siguen ahí en el trazado y en cómo las callejuelas se abren en direcciones orgánicas e inesperadas. Ya en el siglo XX, con el crecimiento de Pécs, la plaza se convirtió en eje de la comunidad católica húngara, algo que aún se nota en fiestas locales y días de mercado, cuando los puestos de comida y las floristerías se arremolinan bajo los tilos. En las tardes templadas, la gente se reúne junto a las fuentecitas y la plaza mantiene un murmullo constante de vida.

Un detalle que muchos pasan por alto: en la piedra que rodea la iglesia verás pequeñas tallas y placas conmemorativas. Cuentan historias más discretas—desde homenajes a soldados de la Segunda Guerra Mundial hasta divertidos bajorrelieves que han ido dejando estudiantes de la universidad de arte en las últimas décadas. Aquí se mezclan con naturalidad lo sagrado y lo cotidiano, y, a diferencia de las zonas más formales de la ciudad, Szent István tér te invita a quedarte un rato, a mirar dos veces, a dejar que los detalles se vayan revelando. Igual pillas a una boda saliendo de la iglesia, con las risas mezclándose con el repique de las campanas. O quizá veas a mayores jugando al ajedrez en bancos calentados por el sol, con partidas observadas—muy en serio—por peques o algún perro curioso.

Si te apetece salirte del circuito típico, esta plaza te abre puertas a encuentros inesperados. En un lado hay una panadería con rollos de amapola y empanadillas de queso recién horneadas—de esas en las que los parroquianos saben qué día sale el strudel más top. Enfrente, una librería se arropa junto a un puestecito de flores, y a menudo pillas al florista acomodando un ramo nuevo en la entrada. A un paseo, los jardincillos que rodean la plaza te conducen hacia el barrio frondoso de Tettye, salpicado de cafés apetecibles y escalinatas que suben a miradores. Como Pécs es ciudad universitaria, notarás ese vaivén constante: artistas dibujando a la sombra, chavales con guitarras, familias entrando y saliendo. Es un trozo vivo de la ciudad, no un decorado perfecto.

Una de las maravillas de Szent István tér es cómo teje sin esfuerzo lo sagrado y lo cotidiano, lo antiguo y lo de cada día. Ven al atardecer y verás los ladrillos de la iglesia encendidos en rojo, la plaza pasando del bullicio al sosiego suave según cae la luz. Si quieres captar el alma de Pécs, ver cómo la vida sigue entre piedra, campanas, flores y risas, este rincón premia la curiosidad y las pausas sin prisa. No va de gestos grandilocuentes ni de titulares: va de momentos que se suman, de esa belleza que solo aparece cuando desaceleras y miras de verdad.

  • En la Plaza de San Esteban (Szent István tér) de Budapest, frente a la Basílica, Ferenc Puskás celebró actos públicos tras su regreso en 1991, siendo recibido con ovaciones multitudinarias.


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