Szent Márton-kripta Szombathelyen, o la Cripta de San Martín en Szombathely, es una de esas joyas raras donde la historia, la espiritualidad y la leyenda cobran vida bajo un mismo techo milenario. Paseando por las calles de Szombathely —la ciudad más antigua de Hungría, fundada como Savaria por el emperador Claudio en el año 43 d. C.— una se topa con el lugar sagrado donde nació en el 316 d. C. el santo patrón más querido de Hungría, San Martín de Tours. Pero por fascinante que sea su historia, lo que realmente cautiva es la propia cripta, envuelta en un aura suave pero palpable que parece tender un puente entre pasado y presente.
Desde el primer paso por los senderos empedrados y sombreados que conducen a la cripta, se percibe un cambio en el aire. El recinto se asienta en el borde de la ciudad, dentro del tranquilo complejo del Templo de Szent Márton, un lugar que llama a peregrinos desde hace siglos. Lo que distingue a la Cripta de San Martín de otros sitios religiosos es su paradójica mística: es a la vez un hito de la historia cristiana y un espacio cálido, absolutamente acogedor para visitantes de cualquier procedencia. La cripta fue construida en el siglo IV —lo que la convierte en uno de los monumentos cristianos más antiguos de Hungría— y reconstruida en 1938 tras descubrirse, mediante excavaciones, cimientos originales de época romana. Entrar en la cripta es viajar en el tiempo: cada paso resuena con las historias que moldearon a Europa Central durante siglos.
El interior es sereno y evocador a la vez. Al descender los pocos peldaños, los muros de piedra fresca te envuelven, transmitiendo permanencia y paz. El corazón del espacio es el santuario, adornado con una iconografía moderna pero respetuosa de San Martín. Una luz suave y filtrada entra por ventanas ingeniosamente diseñadas, iluminando tanto la sillería romana como los frescos contemporáneos que narran cómo el hijo de un humilde soldado romano partió su capa para compartirla con un mendigo, un gesto de compasión que marcaría su santidad. No lejos del santuario, verás reliquias y piezas halladas durante las excavaciones: altares, monedas de la era romana e inscripciones que desvelan las capas de comunidad, fe y cultura que se han reunido aquí durante los últimos 1.700 años.
Pero lo que hace imprescindible esta visita es el relato que la envuelve, mezcla de leyenda e historia tangible. Cuenta la tradición que San Martín, ya obispo de Tours, regresó aquí para bendecir su ciudad natal desde este mismo lugar. La disposición de la cripta insinúa también su uso como espacio de culto secreto en tiempos de persecución religiosa: una arquitectura pensada para amortiguar las voces y hornacinas bañadas en luz de velas. Hoy, el aire vibra suavemente con las pisadas de incontables visitantes: peregrinos con rosarios, estudiantes con cuadernos y viajeras curiosas, hechizados por su serenidad atemporal.
Después de explorar la cripta, no te vayas con prisas: pasea por el entorno ajardinado del complejo de Szent Márton. Las capillas encantadoras, el jardín de esculturas y las avenidas arboladas invitan a un ritmo contemplativo. Y no te pierdas el centro de visitantes cercano, donde exposiciones interactivas profundizan en la vida y los milagros de San Martín y en las raíces romanas de Szombathely. Saldrás con una mezcla de asombro por la resistencia de la fe y la cultura… y una galería del móvil llena de fotos llenas de atmósfera.
Así que, tanto si te apasiona la historia y sigues las huellas de los santos, como si eres una buscadora de experiencias espirituales únicas o simplemente alguien que disfruta encontrando el alma de los lugares antiguos, la Szent Márton-kripta Szombathelyen ofrece una vivencia verdaderamente inolvidable. Déjate llevar por los susurros de la antigüedad y por el brillo de una bondad que sigue ardiendo en el corazón de Szombathely.
