
El Aeródromo de Dunakeszi Repülőtér es uno de esos secretos bien guardados, escondido a plena vista a las afueras de Budapest. Con sus pistas infinitas de hierba y cielos abiertos, no es solo para frikis de la aviación: es una aventura inesperada para cualquiera. Si eres de las que buscan planes fuera del circuito típico o estás harta de los tours de siempre, una escapada a Dunakeszi es como respirar aire fresco. Quienes lo conocen lo veneran como un refugio donde el tiempo sigue el ritmo de las nubes y el zumbido de avionetas y veleros crea un ambiente retro a la vez que electrizante. Es la prueba de que puedes tocar historia viva sin perder ni una pizca de diversión.
Llegar desde Budapest es pan comido: a unos quince kilómetros al norte, planazo de día. Lo que más impresiona al acercarte es cómo el paisaje urbano se va transformando en el encanto de Dunakeszi, ese punto perfecto entre suburbio relajado y naturaleza vibrante. El aeródromo se despliega sobre una pradera ondulante, con el Danubio brillando cerquita y un suave murmullo de actividad aérea flotando en el ambiente. En primavera y verano, la escena se llena de aviones vintage, elegantes planeadores y, muchas veces, algún eventillo que reúne a locales y fans de la aviación de toda Hungría.
Hablemos de historia, porque esto no es “un trozo de césped con una torre”. Dunakeszi Repülőtér abrió en los años 30 y desde entonces ha sido punto clave de la aviación húngara. Jugó un papel importante en el siglo XX, especialmente durante la edad de oro del vuelo a vela en los 50 y 60. Aquí se formó el mítico Tóth Tibor, piloto e instructor que encendió una pasión por volar que se pasó de generación en generación. El aeródromo acogió varios campeonatos nacionales y, aunque la tecnología y las normas han cambiado, el espíritu se mantiene intacto. Basta ponerse junto a la pista para sentir los ecos de aquella aviación valiente de antaño, cuando los monos de vuelo y las gorras de cuero nunca pasaban de moda.
¿Por qué merece tanto la pena venir? Para empezar, porque el Aeródromo de Dunakeszi destila la pasión contagiosa de su comunidad aeronáutica. Los fines de semana de abril a octubre cobra vida: familias paseando, pilotos preparando sus aviones, instructores de planeador con sonrisa contagiosa invitando a las curiosas a probar un vuelo. Sí: este es de esos sitios raros donde no solo miras, ¡también te subes a la cabina! Si siempre soñaste con planear como un pájaro sobre la Curva del Danubio, los vuelos a vela aquí son míticos. Instructores con muchísima experiencia te acompañan en cada paso, así que si eres primeriza, bienvenida seas; y si te va la adrenalina, prepárate para la emoción pura sin motor mientras el paisaje silencioso se abre bajo tus alas. Es de esas vivencias que contarás una y otra vez.
En tierra, el plan sigue fuerte. El aeródromo tiene un rollo relajado, casi de festival, sobre todo en exhibiciones o jornadas de puertas abiertas. Vecinos montan puestecitos con delicias húngaras, peques corretean con cometas o se asoman a los hangares, y los grupos de amigas brindan con el ronroneo alegre de las hélices de fondo. La mezcla de aviones históricos y modernos atrapa a cualquiera, y quienes aman la aviación flipan con los primeros planos de piezas vintage. La cafetería del recinto sirve un café estupendo con vistas a la pista: planazo para una tarde tranquila. Con suerte, pillas una demo de paracaidismo o una sesión de simulador organizada por el Dunakeszi Flying Club, siempre encantados de compartir su amor por el cielo.
Cuando las sombras de la tarde se alargan sobre la hierba y los aviones regresan a los hangares, sientes de verdad que has pisado otro mundo, donde el romance y la aventura del vuelo siguen vivos y al alcance de la mano. En un país tan rico en historia y cultura como Hungría, Dunakeszi Repülőtér brilla como una joya rara: un aeródromo activo con brazos abiertos, cielos abiertos y recuerdos inolvidables esperando a quien se anime. Busques una foto distinta, un plan familiar con giro inesperado o ese pellizco de libertad auténtica ahí arriba, apúntalo al top de tu lista cuando estés cerca de Budapest.





