
Egyetemi Könyvtár es uno de esos hallazgos raros en Budapest: un lugar que sigue vibrante pese a sus siglos de historia. Enclavada en la bulliciosa Ferenciek tere, esta biblioteca no es solo para estudiantes enfrascados en volúmenes polvorientos; es un edificio magnífico en el que cualquiera con curiosidad por la historia, los libros o el arte puede perderse durante unas horas hipnóticas.
Sus orígenes se remontan a 1561, lo que no solo la convierte en la biblioteca universitaria más antigua de Hungría, sino en una de las más veteranas en funcionamiento continuo de toda Europa Central. Su primera colección fue modesta, impulsada por la orden de los jesuitas, los cerebritos de su época. Más tarde, a medida que la ciudad y la universidad crecían, también lo hicieron los fondos de la biblioteca y su papel en la vida académica húngara. El edificio actual, diseñado por Antal Szkalnitzky, abrió sus puertas en 1876. Subir su gran escalinata es caminar por el tiempo: un ascenso literal por las capas de la educación y la cultura húngaras.
Si te apasiona la arquitectura, no te pierdas la espectacular sala de lectura principal. Imagina ventanales inmensos inundando el espacio de luz dorada, tallas de madera intrincadas, techos pintados y esa calma deliciosa que solo desprenden las bibliotecas antiguas. En los ratos más tranquilos, quizá escuches el leve crujido de los suelos de madera, susurrando historias de generaciones de estudiantes que cruzaron sus pasillos.
Pero el verdadero corazón de la Egyetemi Könyvtár es su colección incalculable. Aunque las estanterías albergan más de un millón de volúmenes, algunas joyas se guardan en las Colecciones Especiales. Aquí encontrarás manuscritos medievales, incunables ricamente ilustrados y primeras ediciones que pertenecieron a monarcas y figuras históricas húngaras. También hay una colección impresionante de manuscritos científicos, incluyendo obras anotadas por Ignác Semmelweis, el legendario médico conocido como el “salvador de las madres”. Para quienes aman los libros raros o las historias que guardan, es un tesoro absoluto.
La biblioteca tampoco se siente como una fortaleza intimidante de silencio. Verás estudiantes preparando exámenes, vecinos hojeando periódicos antiguos y, a veces, artistas dibujando sus interiores señoriales. El murmullo es amable, interrumpido por el suave pasar de páginas o el tecleo de algún portátil. Es un recordatorio de que, aunque la Egyetemi Könyvtár guarda su pasado con cariño, sigue siendo una pieza viva del pulso intelectual de la ciudad.
Por supuesto, la biblioteca es mucho más que un espacio bonito: su supervivencia es la prueba del hambre de conocimiento que define a Budapest. Entre guerras, incendios y giros políticos turbulentos, se ha adaptado, se ha rehecho y ha seguido adelante. Ha acogido tertulias literarias clandestinas y recibido a premios Nobel; durante los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial protegió obras preciosas escondiéndolas bajo sus gruesas bodegas. En sus muros hay una heroica discreción que emociona.
Si visitas Budapest y buscas algo más contemplativo que lo típico, entra en la Egyetemi Könyvtár. Llévate un libro o date tiempo para curiosear sus exposiciones (a menudo muestran volúmenes raros, mapas o micro-muestras sobre el pasado de Budapest). Aunque no hables húngaro, la presencia de la historia y el saber se contagia. Después, sal a pasear por las calles animadas de Ferencváros o tómate un café en alguna cafetería cercana: el broche perfecto para una visita donde siglos de sabiduría, arte y esfuerzo humano silencioso siguen resonando en el aire.





