
Fő tér, la plaza principal del encantador pueblo de Szentendre, parece sacada de un cuento, pero es real y te espera a un corto viaje al norte de Budapest. Esta preciosa plaza es el corazón del casco antiguo y sabrás que has llegado cuando te veas rodeada de adoquines, fachadas barrocas en tonos pastel, minigalerías de arte y cafés animados donde tomar un café húngaro bien fuerte mientras ves la vida pasar. Si te pierde la mezcla de historia, creatividad y un ambiente relajado con toque mediterráneo, Fő tér se convertirá en tu rincón favorito de Hungría.
El trazado de Fő tér es tan antiguo como encantador, con orígenes que se remontan a la Edad Media, cuando el pueblo creció junto al sinuoso Danubio. Pero el gran impulso llegó con la llegada de los colonos serbios a finales del siglo XVII. Huyendo de las invasiones otomanas, trajeron tradiciones, arquitectura y, sobre todo, su fe ortodoxa. En 1763 se levantó en uno de los laterales de la plaza la barroca Iglesia Blagovestenska: busca sus muros amarillo pálido y su delicado iconostasio. En el centro, una cruz elevada llama la atención, rodeada por una pequeña verja de hierro. Es la Cruz de la Peste, erigida en 1763 como gesto protector tras una dura racha de enfermedades. Como tantos detalles de Szentendre, es a la vez una pieza artística y un recordatorio de la resiliencia y la historia en capas del lugar.
Lo que de verdad da vida a Fő tér es su papel continuo como punto de encuentro de artistas y soñadores. A comienzos del siglo XX, Szentendre se convirtió en imán para pintores que escapaban del ritmo frenético de Budapest. La luz aquí, clara y dorada gracias al río, inspiró a grandes creadores húngaros como Lajos Vajda y Béla Czóbel, nombres que verás en las puertas de las galerías al pasear por la plaza. Su legado sigue muy presente, y hoy la plaza está rodeada de galerías y tiendecitas de artesanía, con escaparates repletos de cerámica colorida, joyería delicada y arte húngaro contemporáneo. A dos pasos, el Museo Ferenczy te ofrece una inmersión total en la vida artística de Szentendre; ocupa un hermoso edificio del siglo XVIII y es un festín para los ojos por dentro y por fuera.
Si te gustan los mercados y el arte de observar, organiza tu visita en torno a alguno de los festivales y eventos al aire libre de Fő tér. En verano la plaza se transforma en un escenario vibrante, con bailes folclóricos, músicos y puestos que sirven lángos recién hecho y vinos locales. En Navidad, el mercado envuelve Fő tér en un manto mágico de luces, aromas de vino caliente y espíritu festivo. Es casi imposible no dejarse llevar por el ambiente mientras repican las campanas de la Iglesia Blagovestenska y las risas resuenan en la noche.
Uno de los placeres secretos de la plaza es sencillamente perderse. Hay algo profundamente satisfactorio en deambular por las callejuelas que irradian desde Fő tér, cada giro revelando otro ángulo de casas en pastel, torres ortodoxas que asoman o un wine bar escondido donde brindar con Tokaji y charlar con la gente local. Con un poco de suerte, caerás en una de las heladerías míticas de Szentendre, con bolas cremosas de frutos secos y del bosque, el premio perfecto para una tarde soleada húngara.
También notarás una mezcla sugerente de influencias en la arquitectura y la vida cotidiana alrededor de la plaza. Los colonos serbios, la población húngara y la persistente comunidad de artistas bohemios han dejado huella. Al admirar las casonas barrocas de tejas rojas, quizá veas un destello de iconografía ortodoxa en la ventana de una iglesia, o escuches en la plaza a un intérprete cantando una melodía popular en húngaro. No hay nada impostado ni excesivamente turístico: es la vida diaria fluyendo en un lugar donde tradición e inspiración se encuentran a cielo abierto.
En resumen, visitar Fő tér en Szentendre es un viaje al alma del campo húngaro, unos pasos hacia el pasado y un salto al corazón de la creatividad. Ya busques historia, arte o una tarde perfecta de paseo por calles bañadas de sol, esta plaza te va a conquistar una y otra vez. Lleva cámara y ganas de descubrir: recordarás tu visita mucho después de dejar atrás sus adoquines.





