Magyar Építészeti Múzeum (Museo Húngaro de Arquitectura)

Magyar Építészeti Múzeum (Museo Húngaro de Arquitectura)
Colecciones de arte, arquitectura y diseño en el Magyar Építészeti Múzeum, en el XI distrito de Budapest. Descubre el patrimonio arquitectónico húngaro a través de maquetas, dibujos y exposiciones de archivo.

Magyar Építészeti Múzeum, conocido en inglés como el Hungarian Museum of Architecture, es una joyita súper escondida en pleno corazón de Budapest. Tanto si ya te mueves como pez en el agua por sus bulevares icónicos como si es tu primera vez con ganas de descubrir, este museo te abre la puerta a un mundo sorprendentemente adictivo: la arquitectura húngara. Aquí no hay tanto brillo de maquetas perfectas, sino historias, bocetos y las mentes detrás de las estructuras que han dado forma a esta gran ciudad y, en realidad, a toda Hungría.

Fundado en 1968, el museo es una institución relativamente joven comparada con la típica procesión de reliquias antiguas de la ciudad. Su creación fue un punto de inflexión: hasta entonces, la historia de la arquitectura en Hungría no tenía una colección pública propia. El impulso lo lideró el arquitecto Miklós Nagy, que se dejó la piel reuniendo dibujos, maquetas y archivos que pusieron las bases de un museo verdaderamente singular. Hoy custodian más de 160.000 planos originales, maquetas, bocetos y fotografías: un tesoro para explorar el entorno construido húngaro desde la raíz. Paseando por estos fondos entiendes que la arquitectura aquí es un tapiz de influencias: el esplendor austrohúngaro, guerras turbulentas, realidades comunistas y la energía creativa que brota en los periodos de renacimiento.

La sede actual está en una elegante villa del siglo XIX en Bajza utca 10, a dos pasos de la majestuosa Andrássy Avenue. El contraste entre su exterior acogedor y ligeramente desvencijado y las colecciones llenas de visión del interior es un gustazo. No es un museo que abrume por tamaño; más bien invita a una visita pausada y con mirada curiosa. Y aunque las colecciones van rotando mientras esperan su mudanza y expansión, siempre hay algo que engancha: quizá una expo sobre los diseños revolucionarios de Ödön Lechner (a quien a veces llaman “el Gaudí húngaro”), o planos rarísimos que desvelan los sueños utópicos de los planificadores de la posguerra comunista. Verás de todo, desde detalles modernistas dibujados a mano hasta la geometría rotunda de los rascacielos brutalistas, todo con raíces húngaras pero conectadísimo al mundo.

Una de las cosas más chulas de la visita es descubrir los hilos que unen arquitectura y vida cotidiana. A las comisarias y comisarios les encanta mostrar cómo los edificios son registros vivos de valores sociales, gustos artísticos y saltos tecnológicos. Por ejemplo, el cambio del skyline tras la Segunda Guerra Mundial no cuenta solo estilos nuevos, sino prioridades nuevas: vivienda eficiente, identidad colectiva y, a veces, la pérdida agridulce de grandezas pasadas. Hay maquetas de iglesias icónicas, casitas suburbanas con mucha personalidad e incluso proyectos fallidos con historias tan interesantes como las de los grandes éxitos. El museo también tiene un punto juguetón: no te extrañe toparte con una muestra de juegos arquitectónicos para peques o una expo entera dedicada a las escaleras, recordándote que en Budapest hasta subir de planta puede ser una aventura arquitectónica.

Aunque parte de su archivo monumental lo aprovechan mejor quienes investigan en serio, las visitas casuales son más que bienvenidas. Hay pantallas táctiles, visitas guiadas (a menudo en fechas señaladas) y, de vez en cuando, cartelas en inglés para quienes no dominan el húngaro. Si planeas un viaje más largo, echa un ojo a las novedades sobre su futura casa en el histórico Városliget (City Park), donde un edificio de última generación mostrará todavía más colección en los próximos años. Hasta entonces, su ubicación actual sigue siendo un rinconcito tranquilo y acogedor donde se encuentran imaginación y patrimonio.

Tanto si te flipa la arquitectura como si simplemente sientes curiosidad por las capas que hay bajo la superficie de Budapest, el Magyar Építészeti Múzeum promete un paseo por el corazón creativo de Hungría. Aquí los edificios no son solo piedra y cristal: son crónicas vivas de ambición, golpes de realidad y arte. Llévate curiosidad, quizá una libreta (vas a querer apuntar nombres húngaros y ocurrencias), y la mente abierta: saldrás viendo Budapest, y quizá tu propia ciudad, con otros ojos.

  • En el Magyar Építészeti Múzeum de Budapest se conservan dibujos de Ödön Lechner, “el Gaudí húngaro”, cuyas formas secesionistas inspiraron edificios icónicos como el Museo de Artes Aplicadas.


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