Iglesia de Mátyás (Iglesia de Matías)

Iglesia de Mátyás (Iglesia de Matías)
La Iglesia de Matías (Mátyás-templom), un emblema neogótico del siglo XIV en el Barrio del Castillo de Budapest, destaca por sus coloridas tejas, frescos históricos y su papel como escenario de coronaciones reales.

La Mátyás-templom es uno de esos lugares donde el tiempo parece plegarse sobre sí mismo, apilando siglos de historias en un trocito del corazón multicolor del Distrito del Castillo de Buda. Los locales la llaman Mátyás-templom, pero también oirás su nombre oficial en inglés, Matthias Church, inseparable de la figura de Rey Matías Corvino, cuya presencia parece latir aquí, bajo sus arcos góticos y sus tejas deslumbrantes. Entras y de verdad sientes que paseas por un manuscrito vivo: cada fresco y cada vidriera susurra secretos del pasado turbulento y magnífico de Budapest.

Hay algo hipnótico en su tejado caleidoscópico, con esas tejas cerámicas en naranjas, verdes y amarillos vibrantes. Ese tapiz polícromo no es medieval: se colocó durante la gran restauración del siglo XIX dirigida por el arquitecto Frigyes Schulek. La historia del edificio va mucho más atrás, hasta el siglo XIII, cuando se levantó sobre las ruinas de una iglesia anterior fundada por el Rey Béla IV tras la invasión mongola. Si afinas la vista al mosaico de elementos románicos, góticos y luego neogóticos, notarás cómo las propias piedras narran la historia de Hungría: de la ocupación otomana (cuando funcionó como la mezquita principal de la ciudad), a las coronaciones de emperadores Habsburgo, pasando por los asedios épicos que machacaron sus muros.

La magia está en los detalles. Si miras hacia las bóvedas de crucería, verás motivos pintados no solo por belleza, sino como mensajes espirituales codificados. La luz que atraviesa las vidrieras baña la nave con una calidez tecnicolor y evoca el casco de la legendaria nave de San Esteban. Es fácil dejarse llevar por el púlpito ornamentado, con ángeles dorados que se enroscan protegiendo la escalera, o por el hipnótico rosetón, cuyos paneles irradian el optimismo y la fe de siglos pasados.

Unos pasos más, y entras en el corazón del drama real. Esta iglesia fue escenario de algunas de las bodas y coronaciones más importantes de la historia húngara. La más icónica quizá fue la boda del propio Rey Matías en 1475, que da a la iglesia el nombre con el que todos la recuerdan con cariño. Si te imaginas el eco de trompetas de Estado y el vaivén de sedas bajo estas bóvedas altísimas, no cuesta sentir los restos de celebraciones grandiosas y de secretos susurrados entre intrigas.

Pero quizá el alma verdadera de la Mátyás-templom esté en esa mezcla de lo sagrado con la vida cotidiana. En días normales se escucha el murmullo suave de oraciones, el clic de las cámaras y el eco de conciertos de música clásica bajo estos arcos. Abajo hay una cripta con tumbas que datan de finales de la Edad Media, y un pequeño museo que exhibe tesoros eclesiásticos, recuerdos de coronaciones y reliquias reales. Fíjate en la réplica de la Corona de San Esteban; es un símbolo en el corazón mismo de la identidad húngara.

Fuera, el Bastión de los Pescadores (Halászbástya) se derrama como una muralla de cuento, ofreciendo quizá las mejores vistas de todo Budapest. Sentarse en sus terrazas al atardecer, con todo Pest y el Danubio brillando a tus pies, es entender por qué este distrito ha sido tan querido a lo largo de eras y imperios. Y, aun así, lo más bonito es que la Mátyás-templom sigue latiendo como el viejo corazón de Buda: un palimpsesto de fe, identidad y arte donde cada visita desvela una capa nueva de maravilla.

  • En la Iglesia de Matías, Sissi (Emperatriz Isabel de Austria) fue coronada reina de Hungría en 1867 junto a Francisco José I, consolidando la reconciliación austrohúngara del Compromiso de 1867.


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