Un plan de domingo perezoso que nunca falla: llega con hambre al valle de Káli y saldrás cargada hasta arriba. El mercado Liliomkert en Káptalantóti, soñado por la bióloga e ingeniera Ildikó Harmathy, pasó de ser una charla entre amigas a convertirse en uno de los puntos de encuentro más animados de los Balcanes de Balaton, atrayendo a productores y compradores de mucho más allá de las colinas. Abre todo el año, todos los domingos, de 7:00 a 14:00, y sí, merece la pena madrugar.
Come con hambre, vete feliz
Aquí el autocontrol es opcional. Mientras serpenteas entre los puestos, los vendedores te ponen degustaciones en las manos: pogácsa crujientes con chicharrón y queso todavía calientes, kifli perfumados con alcaravea apilados en montoncitos aromáticos, y kenyérlángos con crema agria, chisporroteado del horno, que prácticamente te suplica darle un bocado al momento. Probar es parte del ritual, y el ambiente es pura plaza del pueblo: productores charlando con sus habituales y primerizas que acaban volviendo cada domingo.
Qué encontrarás en las mesas
Prepárate para una línea potente de productos caseros y artesanales. En comida: quesos de granja; chicharrones y jamón fresco; siropes y conservas; fruta fresca y deshidratada; panes rústicos; bollería; y rétes en un desfile de sabores. Para beber, desde siropes caseros hasta pálinka y vinos locales. La artesanía es táctil y con gusto: tallas de madera, adornos hechos a mano, cerámica con motivos de lavanda blanca y rosas, y piezas únicas para regalar. Las amantes de lo vintage pueden rebuscar curiosidades, libros y rarezas con historia.
Consejos insider
A media mañana se llena, así que llega pronto si eres selectiva, o ármate de paciencia si vas a curiosear. Lleva efectivo: no todos tienen datáfono. Y lleva hambre: la gracia es conocer a quien lo hace, probar sin miedo y comprar directamente a las manos que crean todo esto.
2025, adrienne
