Szentháromság-szoborcsoport (Grupo escultórico de la Santísima Trinidad)

Szentháromság-szoborcsoport (Grupo escultórico de la Santísima Trinidad)
Conjunto escultórico de la Santísima Trinidad (Szentháromság-szoborcsoport) en Budapest XXII: grupo barroco erigido en 1786 que conmemora a las víctimas de la peste y la historia de fe local.

El Szentháromság-szoborcsoport descansa en uno de los rincones con más encanto de Pécs, absorbiendo sol, sombras y décadas de historias en la Plaza Széchenyi. Puede que hayas cruzado mil plazas con estatuas, pero el Grupo de la Santísima Trinidad recompensa a quien se queda un ratito más. No es solo una reliquia religiosa: este monumento memorable entrelaza arte, fe y un buen puñado de leyendas locales, un retrato sugerente del pasado complejo de Hungría.

Sus orígenes se remontan a un momento clave en la historia de Pécs. A inicios del siglo XVIII, la ciudad —como gran parte de Hungría— salía de siglos de ocupación otomana y lidiaba con las cicatrices de sucesivas epidemias de peste. En 1714, como gesto de gratitud por la “liberación” del pueblo frente a la enfermedad, los burgueses encargaron un monumento. El talentoso escultor austríaco Andreas Mayerhoffer lo materializó, y la estatua se inauguró en 1714 (con reformas posteriores). Así se convirtió en un hito religioso y en una de las primeras esculturas conmemorativas públicas de Hungría.

Al acercarte al conjunto, te recibe una columna esbelta rematada por el brillo de la Santísima Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Pero baja la mirada y los detalles se multiplican. Como en un drama barroco, los santos protectores de la peste rodean la base: San Roque con su perro inseparable, San Sebastián atravesado por flechas y Santa Rosalía con su corona de rosas. Durante mucho tiempo, los vecinos creyeron que rezar aquí alejaba futuras epidemias; incluso hoy verás pequeños ramos o el titilar de una vela votiva a sus pies, manteniendo vivas costumbres de siglos.

A pesar de los rostros solemnes y el mármol que se eleva, se percibe un orgullo local silencioso en la manera en que el monumento guarda la plaza. Pécs es una ciudad de capas: ruinas romanas, mezquitas otomanas y edificios modernistas conviven sin esfuerzo, y el Szentháromság-szoborcsoport encaja de maravilla en este collage precioso. A unos pasos está la impactante Mezquita de Gázi Kászim Pachá y las fachadas pastel de las casonas decimonónicas. En fiestas o en tardes perezosas, puede que escuches la risa de niños o el acordeón de un músico callejero, todo bajo la mirada callada de los santos.

Con los siglos, la estatua ha visto cómo la plaza cambiaba al ritmo de la ciudad: desfiles imperiales, marchas por la libertad, mercados bulliciosos y escenas cotidianas en voz baja. Las restauraciones han respetado en gran medida su esplendor barroco original, pero si te fijas encontrarás las huellas delicadas del tiempo, otra razón para parar, contemplar y, por qué no, sacar una foto para tu álbum viajero.

Si eres de las personas que disfrutan escarbando bajo la superficie, el Szentháromság-szoborcsoport te ofrece un raro privilegio: tocar la historia e imaginar la vida en otra era, marcada por el miedo a la peste, el deseo de protección y el arte puesto al servicio de la gratitud. La próxima vez que estés en Pécs, deja que tus pasos te lleven a la Plaza Széchenyi. Ponte bajo la Trinidad, escucha las historias talladas en la piedra y quizá sientas ese hilo que te conecta con quienes estuvieron aquí hace siglos.

  • La Szentháromság-szoborcsoport en Budapest conmemora el fin de la peste. El escultor Fülöp Ungleich participó en su diseño; María Teresa de Austria ordenó restauraciones tras daños por enfermedades y guerras.


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